martes, 11 de mayo de 2010

ÚLTIMAS NOTICIAS DEL SIDA


En el año 1981 aparecieron las primeras noticias sobre una extraña enfermedad mortal que estaba afectando a la comunidad homosexual de San Francisco, en los Estados Unidos. Apasionados debates, intentos de ocultamiento, frases tales como “Castigo Divino”, nada pudo impedir que la verdad se conociera: el SIDA es una enfermedad viral mortal y hay que difundir sus riesgos y sus vías de contagio para evitar su propagación.

Hoy, el SIDA no figura en los titulares de los diarios ni se filman películas como Filadelfia. Los conmovedores relatos de quienes portan el virus no son objeto de interés en los medios de comunicación masivo de Occidente. Hay algunas excepciones y por ello es que me parece apropiado reproducir algunos conceptos publicados en el New York Times respecto al estado actual de la enfermedad.

No son buenas noticias: a pesar de la importante cantidad de científicos trabajando (o que estuvieron haciéndolo) y de los enormes presupuestos públicos y privados destinados a financiar la investigación y desarrollo de vacunas y fármacos contra el SIDA, no se ha inventado la “bala mágica” que cure la enfermedad.

No se conoce sobre alguna persona que se haya curado espontáneamente, por lo cual no se puede reproducir la defensa natural de ese organismo. El virus puede mutar tan rápidamente como en un solo día, como puede permanecer invariable en forma indefinida. A modo de comparación, el virus de la gripe “demora” un año en mutar. Como el virus ataca las células CD4, células relacionadas con el sistema inmune, cualquier intento de actuar sobre ellas sólo resulta en un organismo más proclive a caer bajo cualquier otro tipo de infecciones. El último ensayo, realizado en Tailandia durante 6 años, de una nueva vacuna no tuvo resultados satisfactorios.

Las buenas noticias son que se han desarrollado cocktails antiretrovirales, que sin curar la enfermedad, permiten una muy larga sobrevida. Todo el esfuerzo científico y técnico desarrollado permitió que los costos de tales remedios bajaran desde 12.000 dólares al año hasta alrededor de 100 dólares.

De esta forma, en los países desarrollados y en varios países con menores ingresos per cápita (India, Brasil, Rusia, Sud África), los portadores del virus pueden tener acceso al citado cocktail y prolongar su vida. Entonces, no resulta extraño que el tema saliera de las primeras páginas.

El drama permanece en varios lugares donde 100 dólares al año es difícil o inalcanzable: Uganda, Nigeria, Kenia, Mozambique, Tanzania, Bostwana, y saliendo de África: Haití, Guayana y Camboya. Los números indican que en esos países mueren por SIDA dos millones de personas al año; el número de infectados crece porque en esos mismos países contraen la enfermedad tres millones de personas al año.

A partir de los años 90 del siglo pasado, se establecieron varios programas de ayuda para la provisión de los retrovirales: tanto el gobierno de los Estados Unidos como donantes privados norteamericanos, canadienses y europeos aportaron importantes sumas de dinero para atender a los portadores del virus.

Ahora, ese flujo de dinero ha disminuido significativamente debido a dos motivos: (i) la crisis financiera del año pasado con su correspondiente recesión ha disminuido la fortuna de varios de los donantes; (ii) la convicción de que se pueden salvar muchas más vidas combatiendo otras enfermedades “más económicas”. Los donantes han decidido concentrar su apoyo en enfermedades que atacan a los niños, tales como diarrea, neumonía, malaria, tétanos y otras que pueden ser combatidas con antibióticos, mallas antimosquitos, filtros de agua, sales de rehidratación, etc, cuyos costos oscilan entre 1 y 10 dólares.

Como resultado, el número creciente de enfermos de SIDA en los países pobres crece en forma permanente y progresivamente se van desmantelando las estructuras que proveían los retrovirales. Las soluciones “económicas”: abstinencia, ser fiel, usar profilácticos chocan contra tradiciones culturales firmemente arraigadas que inhiben su permanencia en el tiempo.

Es conocida la fatiga de los donantes ante la falta de resultados concretos. También se sabe que hay menos recursos destinados a la investigación sobre el tema. La sensación de impotencia es muy grande ante la certeza de tantas muertes anunciadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA VERDAD ES QUE ES VERGONZOZO LA DESIDIA POR PARTE DE ALGUNAS AUTORIDADES DE ESTE PAIS A INVOLUCRAR A MAS RECURSOS PUBLICOS DISPONIBES Y DESTINARLOS A OTROS MENESTERES MUCHO MAS EFIMEROS Y INCONGRUENTES; SABIENDOS ASI MISMO PONIENDONOS EN LA SITUACION D LAS FARMACEUTICAS L PRIMERA DE ELLAS O LA UNION DE VARIAS DE ELLAS QUE LOGRASE UN TRATAMIENTO DEFINITIVO O UNA VACUNA EFICAZ LES DARIA PINGUES BENEFICIOS INCALCULABLES LO CUAL SERIA UNA AUTENTICA REVOLUCION PARA MILLONES DE PERSONAS QUE TIENEN ACTUALMENTE EL VIRUS O FUTUROS PORTADORES. NEFTALI CABRERA RUIZ