Cuando mis hijos eran pequeños, mi esposa y yo los llevábamos continuamente a parques y plazas. De alguna manera, intentábamos que tuvieran algo parecido a lo que fue nuestra infancia en las pequeñas ciudades donde nos criamos. No era fácil porque ahora vivíamos en el centro de una ciudad de 750.000 habitantes.
Por supuesto que volvían sucios y embarrados y directo a la ducha. Recuerdo que ya por esos días, otros padres se resistían a llevar a sus hijos, motivados según ellos por una cuestión de higiene.
Bien, la ciencia nos ha dado la razón: un estudio realizado por científicos de la School of Medicine de la Universidad de California, ha mostrado que ser excesivamente limpio puede reducir la capacidad de la piel para resistir ciertos ataques sobre la misma. Encontraron que cierto tipo de bacteria que vive sobre nuestra piel desencadena reacciones que evita las inflamaciones cuando nos herimos.
Especies bacterianas comunes tales como los estafilococos causan inflamaciones cuando están bajo la piel, pero tienen un efecto totalmente opuesto cuando están sobre la piel; en esas circunstancias reducen las inflamaciones. Los investigadores hallaron que esas bacterias generan una molécula denominada ácido lipoteicoico que actúa sobre las células de la capa exterior de la piel, evitando así las inflamaciones de la misma.
Lo anterior viene a confirmar ciertas hipótesis higienistas que se discutieron en la década de 1980 respecto a exponer a los chicos a “bichos” para desarrollar tempranamente su sistema inmune y evitar así numerosas alergias. La discusión surgió porque estaba apareciendo una generación de chicos viviendo en las ciudades de países desarrollados y cuyos padres los mantenían permanentemente limpios e higienizados con la ayuda de sprays y lociones. Esa misma generación de chicos comenzaba a mostrar tasas de alergias (fiebre del heno, eczemas) muy superiores a la de la generación anterior.
Estos nuevos resultados deberían tranquilizar a aquellos padres que quieren que sus hijos estén siempre sanos pero no “enchufados” todo el día a la computadora o al televisor. Así que a desconectar los aparatos, preparar las palitas y el balde y a ensuciarse en la plaza. Es sano, es gratis y sus hijos se lo agradecerán (al menos hasta que sean adolescentes).
Por supuesto que volvían sucios y embarrados y directo a la ducha. Recuerdo que ya por esos días, otros padres se resistían a llevar a sus hijos, motivados según ellos por una cuestión de higiene.
Bien, la ciencia nos ha dado la razón: un estudio realizado por científicos de la School of Medicine de la Universidad de California, ha mostrado que ser excesivamente limpio puede reducir la capacidad de la piel para resistir ciertos ataques sobre la misma. Encontraron que cierto tipo de bacteria que vive sobre nuestra piel desencadena reacciones que evita las inflamaciones cuando nos herimos.
Especies bacterianas comunes tales como los estafilococos causan inflamaciones cuando están bajo la piel, pero tienen un efecto totalmente opuesto cuando están sobre la piel; en esas circunstancias reducen las inflamaciones. Los investigadores hallaron que esas bacterias generan una molécula denominada ácido lipoteicoico que actúa sobre las células de la capa exterior de la piel, evitando así las inflamaciones de la misma.
Lo anterior viene a confirmar ciertas hipótesis higienistas que se discutieron en la década de 1980 respecto a exponer a los chicos a “bichos” para desarrollar tempranamente su sistema inmune y evitar así numerosas alergias. La discusión surgió porque estaba apareciendo una generación de chicos viviendo en las ciudades de países desarrollados y cuyos padres los mantenían permanentemente limpios e higienizados con la ayuda de sprays y lociones. Esa misma generación de chicos comenzaba a mostrar tasas de alergias (fiebre del heno, eczemas) muy superiores a la de la generación anterior.
Estos nuevos resultados deberían tranquilizar a aquellos padres que quieren que sus hijos estén siempre sanos pero no “enchufados” todo el día a la computadora o al televisor. Así que a desconectar los aparatos, preparar las palitas y el balde y a ensuciarse en la plaza. Es sano, es gratis y sus hijos se lo agradecerán (al menos hasta que sean adolescentes).
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