sábado, 27 de diciembre de 2008

NUEVA MIRADA


Todo comenzó con una charla distendida en el año 1985. Un profesor de Física de la Universidad de Oxford, Josh Silver, comentaba con un colega la necesidad de numerosas personas de poder ajustar el foco de los lentes sin la presencia de un óptico (oculista). Estaba pensando en los países subdesarrollados donde hay, en promedio, un oculista cada millón de personas.

Más de 20 años después, Silver jubilado en sus tareas domésticas está organizando un grupo de trabajo cuyo objetivo de máxima es proveer, alrededor del año 2020, de anteojos a mil millones de personas al costo de un dólar por par de anteojos.

Para que no sea imprescindible contar con un oculista, Silver desarrolló un modelo basado en el principio físico de que la potencia de una lente es proporcional a su espesor. Entonces, preparó un anteojo de plástico que posee dos membranas circulares llenas de un fluido, cada una de los cuales está conectado a una pequeña jeringa ubicada en los brazos del usuario.

Ajustando un dial en la jeringa se puede aumentar o reducir la cantidad de fluido y de esta forma se modifica la potencia de la lente. Cuando el usuario considera que logró su mejor visión, las membranas se sellan ajustando un tornillo pequeño y se remueven las jeringas. La técnica es de una simpleza absoluta y sólo requiere de personal con un mínimo entrenamiento.

La necesidad de anteojos es vital para millones de personas tales como pescadores que no puedan coser apropiadamente sus redes de pescas o tejedoras que no pueden seguir trabajando debido a que no ven lo que están haciendo. Por supuesto que también condena al analfabetismo a otras millones de personas.

El dispositivo ya está; resta la difícil tarea de fabricarlos en forma masiva, transportarlos y hacerlos llegar a quienes lo necesitan. Es una tarea inmensa ya que al menos mil millones de personas los requieren. Hay organizaciones humanitarias que están involucradas pero se requiere de las Naciones Unidas y de los gobiernos de los países involucrados para su realización. La buena noticia es que 30 mil personas en 15 países han recibido los anteojos y tal vez su vida haya cambiado para mejor.

sábado, 13 de diciembre de 2008

FOTOGRAFÍA DE LA SEMANA (16)


Espectacular imagen de la Luna: se dio la coincidencia entre la luna llena y el satélite en su perigeo (la menor distancia entre la Tierra y la Luna). En promedio, la Luna se encuentra a 378.000 km de nuestro planeta; durante el perigeo se acerca 30.000 km resultando en un 11% más brillante que en una noche promedio. El fenómeno no se observaba desde hace 15 años.

domingo, 7 de diciembre de 2008

CARTOON DE LA SEMANA (15)


Hmm, la botella equivocada. Parece que ésta debe haber sido el elixir de la muerte.

martes, 2 de diciembre de 2008

10 MITOS SOBRE ENERGÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO (1)


Chris Goodall, un inglés experto en temas de energías renovables y cambio climático, ha publicado recientemente un libro titulado “Ten Technologies to Save the Planet” (10 tecnologías para salvar al planeta). En el mismo detalla 10 mitos relacionados con las energías alternativas y el cambio climático.

En mis próximos 5 posts describiré cuáles son esos mitos y porque Goodall los considera como tales. He aquí los dos primeros:

Mito Nro 1: la energía solar es muy cara

Los actuales paneles solares son caros y voluminosos; sus eficiencias rondan el 10% de la radiación recibida. Pero ya está en proceso la segunda generación de colectores más delgados y con eficiencias muy superiores. Se pronostica que los mismos no serán a base de silicio y para el 2012 serán competitivos en los países con mayor nivel de radiación solar incidente. También está en pleno auge el desarrollo de plantas solares con colectores parabólicos que concentran la radiación sobre tubos que conducen fluidos que se utilizan para generar vapor y mover turbinas productoras de electricidad. La tecnología es liderada por alemanes y españoles y se están instalando plantas en el norte de África, sur de España y sudoeste de los Estados Unidos. El desierto de Sahara puede ser el nuevo yacimiento de energía para alimentar a los hogares europeos. Sólo resta tender nuevas y modernas líneas de transmisión de corriente eléctrica y así los países del norte de África podrán mejorar su calidad de vida a expensas del desierto.

Mito Nro 2: la energía eólica es poco confiable

Durante algunos días en este año, la energía eólica suministró el 40% de los requerimientos de electricidad de toda España. Varias regiones del norte de Alemania generan más electricidad de la que consumen. El norte de Escocia, lugar poco agradable para vivir para quienes no están acostumbrados al viento, podría suministrar holgadamente el 15% del consumo eléctrico de la Gran Bretaña.

Es cierto que la energía eólica es intermitente; pero también es cierto que si pudiera interconectar apropiadamente a toda Europa, es probable que en algún lugar de la misma haya un exceso de producción que podría alimentar a las regiones con déficit de viento. Sólo se requieren modernos cables de transmisión que reduzcan las pérdidas y una interconexión controlada por computadoras. Los europeos pueden (y deben) hacerlo en el plazo más breve posible.

En la medida que se fabriquen e instalen más turbinas generadoras, más baratas se volverán las mismas. Hay quienes pronostican que la industria eólica podría resultar en 2 millones de empleos para el 2020. En estos días donde se discute donde invertir para reactivar las economías en recesión, tal vez la industria de energías renovables sea un buen lugar para poner el dinero de los contribuyentes y menos en los bancos, y mucho menos en la industria automotriz que poco hace para “salvar al planeta”.

También es necesario invertir más dinero en investigación y desarrollo en almacenamiento de energía. Por ahora, la variante utilizada es subir agua a represas elevadas durante los momentos de bajo consumo eléctrico. También se está estudiando el diseño de líneas de distribución de electricidad “inteligentes” que premiarían al usuario que reduce su consumo cuando se le avisa que la intensidad del viento no es la apropiada para el consumo habitual.