jueves, 24 de abril de 2008

EL LEJANO Y VENTOSO OESTE


En la versión argentina de la revista Newsweek, la periodista Anne Underwood detalla un conjunto de “remedios para el planeta”. Se trata de posibles soluciones para reducir la contaminación ambiental que da lugar al Efecto Invernadero y el correspondiente aumento en la temperatura media del planeta.

Entre las soluciones propuestas se destacan:

1.- Fabricar artículos que sean totalmente reciclables, de modo de eliminar los basureros y reducir el consumo de materias primas.

2.- Reemplazar las lámparas incandescentes por bombillas LED.

3.- Volver a propulsar los barcos con velas.

4.- Fabricar autos que rindan 127 kilómetros con un sólo litro de nafta.

5.- Desarrollar hornos y estufas baratas, durables y atractivas para las 2000 millones de personas que cocinan o se protegen mediante hornos y estufas rudimentarias y altamente contaminantes.

Pero todo lo anterior no alcanza. Hay que aumentar significativamente la utilización de energías renovables para poder revertir los altos índices de impacto ambiental. En esa dirección se encamina T. Boone Pickens, un magnate petrolero cuya fortuna se estima en 3000 millones de dólares.

En 1956, Pickens tenía sólo 2500 dólares en el banco; se las ingenió para fundar una compañía petrolera en Texas (Estados Unidos) y, tras una serie de audaces movimientos, se trasformó en otro de los símbolos del exitoso capitalismo norteamericano.

Ahora tiene 80 años; intuye que su paso por “este valle de lágrimas” tal vez esté pronto a concluir pero no tolera la dejadez de la Administración Bush en lo que respecta a la dependencia energética de su país.

Durante este mes de abril, comenzó el proyecto más audaz y ambicioso de su carrera empresarial: la creación del parque eólico más grande del mundo. El objetivo es erigir, durante los próximos 4 años, 2700 turbinas eólicas en las planicies de Texas para generar la electricidad suficiente para alimentar a un millón de hogares estadounidenses. El costo del proyecto impresiona: 10.000 millones de dólares.

Cuando le objetan que la energía eólica tiene la severa restricción de la aleatoriedad en magnitud y dirección de los vientos, responde que el clima de la planicie texana es el apropiado. Durante sus largos años como cazador de codornices en su estado, pudo comprobar empíricamente que en Texas sobra viento para mover las turbinas. Como buen empresario, contrató los servicios de profesionales de la meteorología quienes ratificaron las hipótesis del magnate.

Boone Pickens no frena su imaginación: propone crear un gran “corredor de granjas eólicas” que se extienda desde Texas hasta el centro de Estados Unidos y sumarle otro corredor que se extienda desde su estado hasta el sur de California, este último conformado por dispositivos fotovoltaicos conversores de energía solar.

Thomas Friedman
plantea que las soluciones al severo problema ambiental provendrán de un reducido conjunto de hombres y mujeres, cuya audacia y determinación resultarán en el cambio de rumbo necesario para tal objetivo.

Es probable que Boone Pickens sólo esté motivado por el afán de lucro. También es probable que integre ese reducido grupo de quienes contribuyen notablemente para lograr el desarrollo sostenible.


jueves, 17 de abril de 2008

UN ASESINO REDIMIDO



Siempre he disfrutado las novelas de Agatha Christie. Pese a su aparente sencillez, están muy bien escritas y logran el objetivo de entretener y mantener la tensión y el suspenso hasta las últimas páginas. Sus personajes arquetípicos, Hércules Poirot y Miss Marple, han sido el objeto del deseo de numerosos actores de cine y teatro. Mi preferido: Peter Ustinov en el papel del “presuntuoso detective belga” en las películas de los años 70.

Los asesinos de sus novelas no son killers ni profesionales del delito, sino gente “común” arrastrada hacia el asesinato por las circunstancias del momento o por sucesos del pasado. Muchos de ellos envenenaban a sus víctimas utilizando arsénico.

El arsénico es un elemento químico cuyo símbolo es As, su número atómico es 33 y se encuentra en el grupo 15 de la Tabla Periódica de los Elementos. Pertenece a los metaloides ya que muestra propiedades intermedias entre los metales y los no metales. Tiene diversas aplicaciones, particularmente en la fabricación del vidrio, en insecticidas, en el desarrollo de dispositivos láser y de semiconductores y también como materia prima para la fabricación de pinturas y fuegos artificiales.

El arsénico en su forma pura no es abundante en la naturaleza, como así tampoco es tóxico en ese estado. Se oxida fácilmente para dar trióxido de diarsénico (As2 O3), el cual es extremadamente tóxico y ha sido utilizado como veneno a lo largo de la historia. Fue ampliamente utilizado por los Borgia, la familia de envenenadores más mediática de la historia. Algunos historiadores afirman que Napoleón fue intoxicado con trióxido de diarsénico durante su segundo (y final) confinamiento en la Isla de Santa Elena.

Su ingesta o inhalación ha sido asociada con un alto riesgo de contraer cáncer, diabetes, serias complicaciones digestivas y con el adelgazamiento de la piel.

Tal vez ha llegado el momento de su reivindicación: científicos ingleses y franceses (de la Universidad Dundee y de la Universidad de París, respectivamente) han comenzado a utilizarlo en forma satisfactoria contra el cáncer. Encontraron que el arsénico actúa como un pegamento adhiriéndose a un tipo de moléculas involucradas en el desarrollo de la leucemia. Esta molécula, denominada Sumo, es entonces atacada por una enzima denominada RNF4, un proceso que termina con la destrucción de aquellas proteínas que originan el cáncer. De esta forma, al conocer las moléculas específicas que están involucradas en tales procesos, se podrán fabricar drogas anticancerígenas con menores efectos colaterales perjudiciales.

Los científicos involucrados en los estudios tratan afanosamente de resolver la siguiente paradoja: ¿Cómo es posible que una sustancia que produce cáncer también puede ayudar a combatirlo?. Cuando obtengan las respuestas apropiadas, el ser humano habrá ganado otra pequeña-gran batalla contra su principal enemigo.

viernes, 11 de abril de 2008

NUBARRONES EN EL HORIZONTE


Los integrantes de las organizaciones ambientalistas “no ganan para sustos”. Por un lado, una serie de informes emitidos por prestigiosos institutos científicos indican que el daño al medio ambiente es superior al calculado previamente. En sus conclusiones, sugieren que se adopten, a la brevedad posible, medidas conservacionistas más intensas antes que el daño sea irreparable.

Otro motivo de preocupación fue la reciente conferencia relacionada con las tecnologías de transformación del carbón en combustibles líquidos, llevada a cabo en París los días 2 y 3 de abril del corriente año.

En la misma se afirmó que, con el barril de petróleo alrededor de los 100 dólares, es inevitable que aquellos países que disponen de abundantes reservas de carbón lo utilicen para la generación de combustibles líquidos (nafta o gasolina, diesel, nafta de aviación, etc.).

China, Estados Unidos, Sud África, Australia, India, Filipinas e Indonesia son algunos de los países que tienen, en distintos estados de desarrollo, plantas de transformación del carbón en combustibles reemplazantes del petróleo.

China es un caso muy particular: no está obligado por el Protocolo de Kyoto a disminuir sus emisiones de carbono porque no figura en la lista de países desarrollados. Sin embargo, se está instalando cada semana en territorio chino una planta generadora de electricidad a base de carbón. Sólo en el último año, China aumentó su capacidad de generación de electricidad mediante el carbón en una cantidad equivalente a toda la producción de electricidad de un país altamente desarrollado como Gran Bretaña. En la citada conferencia, el gobierno chino exhibió sus planes para producir miles de toneladas de combustibles líquidos a partir del carbón para el año 2020.

La tecnología para tal conversión está basada en el Proceso Fisher – Tropsch(F-T). Franz Fisher y Hans Tropsch, científicos del Instituto Kaiser Wilhelm de Investigación del Carbón en Alemania, desarrollaron en el año 1923 el proceso de transformación del carbón en gasolina (nafta), gasoil, aceites lubricantes y ceras. La búsqueda de una tecnología de estas características estuvo motivada por las severas sanciones económicas que los triunfadores de la Primera Guerra Mundial impusieron a Alemania, su principal derrotado. El proceso F-T genera un combustible muy limpio, prácticamente libre de azufre y con un alto valor energético.

El proceso tiene dos importantes restricciones: sus costos son superiores comparados con la refinación del petróleo y la contaminación medioambiental es muy intensa debido a la necesidad de gasificar la materia prima (carbón) y a la posterior combustión del gas de síntesis no transformado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi empezó a tener dificultades para aprovisionarse de petróleo, se construyeron varias plantas con tecnología F-T, las cuales unidas a otras plantas basadas en la licuefacción del carbón, le permitieron al 3º Reich alimentar sus tanques y aviones para continuar una guerra que estaba irremediablemente perdida.

Al finalizar la guerra, soviéticos y norteamericanos se “abalanzaron” sobre los científicos e ingenieros que trabajaban en esas fábricas. Inclusive se desmantelaron algunas de ellas para su traslado hacia la Unión Soviética, pero rápidamente se comprobó que la tecnología era muy costosa, excesivamente contaminante y no podía competir con el abundante y barato petróleo de las posguerra.

Sud África fue el único país que decidió continuar produciendo combustibles líquidos a partir del proceso F-T. El gobierno sudafricano no lo hizo por interés científico o tecnológico, sino que su política de “apartheid” (política de segregación a través de la cual la minoría blanca sojuzgaba a la mayoría de color) motivó que la mayoría de los países le impusiera un intenso bloqueo comercial que incluía a los combustibles líquidos. Sud África, país abundante en reservas de carbón, obtuvo a partir de 1955 un importante porcentaje de sus combustibles a partir de 3 plantas basadas en el proceso F-T.

En la conferencia llevada a cabo en París, se mostraron varios proyectos que utiliza la tecnología F-T y otras basadas en la licuefacción del carbón. La fuerza impulsora de los mismos es garantizar un flujo creciente de combustibles líquidos bajo la certeza de que el petróleo oscilará (en el mejor de los casos) alrededor de 100 dólares el barril.

Lo que se soslayó en la conferencia fue que se iba a hacer con las decenas de millones de toneladas de CO2 que se emitirán a la atmósfera si todos esos proyectos se transforman en plantas operativas.

Existen diversas ideas para capturar y secuestrar el CO2, pero por el momento sólo hay ensayos a escala de planta piloto respecto a la captura, compresión y disposición final del gas que se genera en los procesos de transformación. No existe, a la fecha, ninguna planta a escala industrial que demuestre la factibilidad técnico – económica de una usina generadora de electricidad basada en el carbón que tenga cero emisión de contaminantes a la atmósfera.

Si no suelen tener pesadillas durante el sueño, pueden visitar
www.peabodyenergy.com , página web de Peabody Energy, la empresa privada más importante en el negocio del carbón. En esa página verán un contador que muestra las toneladas de carbón vendidas desde comienzos de año. ¡Cada segundo se venden 8 toneladas de carbón!.

¿Cuántas toneladas se venderán cuando estén operativas las grandes fábricas de conversión de carbón en combustibles líquidos?.

viernes, 4 de abril de 2008

PROFUNDIDADES BORRASCOSAS


Entre los expertos en energías renovables no hay dudas respecto a que el sol será el principal proveedor de energía para el año 2050. Mientras tanto hay un conjunto de países que apuestan a la energía eólica como principal proveedora de electricidad; se trata de los países del norte de Europa donde se combinan vientos intensos con una relativa baja radiación solar.

A finales del año 2006, la potencia instalada en turbinas eólicas se aproximaba a los 75 gigawatios (1 giga equivale a mil millones). Esta cifra representa solamente el 1% de la energía eléctrica generada en el planeta. Entre los países europeos sobresale Dinamarca donde se genera en forma eólica el 20% de la electricidad consumida en ese país; le siguen Alemania con el 10% y España con aproximadamente el 7% de la generación.

Tal como ha sido comentado en un post anterior, la energía eólica es renovable, mucho más “limpia” que la proveniente de los combustibles fósiles y menos costosa que otras alternativas renovables. Sus principales inconvenientes radican en la impredecible variabilidad en la intensidad de los vientos y en la cantidad limitada de turbinas que pueden instalarse debido a problemas ambientales y disponibilidad de terrenos. Aún Gran Bretaña con sus “cumbres borrascosas” sólo se provee mediante esta tecnología del 1% de sus necesidades eléctricas.

El problema de la disponibilidad de terrenos se está solucionando mediante las granjas eólicas offshore. El término offshore se refiere a que las turbinas se encuentran instaladas sobre el mar a una cierta distancia de las costas, trasladándose la energía generada mediante un conjunto de cables transmisores hacia las redes eléctricas.

Nuevamente Dinamarca lidera en esta nueva tecnología: la granja eólica offshore Nysted está conformada por 8 filas de 9 turbinas por fila. Cada turbina tiene 70 metros de altura y 41 metros de largo de rotor y genera 2.3 megawatios. En conjunto suman 165.5 megawatios con una producción anual de 600 gigawatios, cantidad suficiente para proveer de energía eléctrica a 145 mil hogares dinamarqueses.

Otra granja offshore tiene sus turbinas instaladas a una distancia que varía entre 14 y 20 kilómetros de la costa de Jutlandia. Las 80 turbinas producen 160 megawatios para atender las necesidades energéticas de aproximadamente 150 mil hogares con alto nivel de consumo.

Los países del norte de Europa están invirtiendo en forma creciente en las plantas offshore aunque se enfrentan a un conjunto de dificultades: la escasez de barcos adaptados a la instalación de las turbinas offshore, la ausencia de estudios sobre la intensidad de los vientos en zonas cercanas a las costas y la baja disponibilidad de materiales y fábricas para construir las inmensas turbinas.

El inconveniente debido a lo impredecible de la intensidad del viento sólo podrá solucionarse cuando, al igual que con otras energías renovables, se encuentre la manera de almacenar económicamente la energía generada.

La mayoría de las investigaciones se concentran en nuevas baterías, aunque un investigador científico británico, el Dr. Seamos Gravey, considera haber encontrado una solución ingeniosa: almacenar energía en forma de aire comprimido a 600 metros de profundidad.

La idea es la siguiente: utilizar la energía eólica (también sugiere utilizar la energía de las mareas) para comprimir aire y empujarlo hasta un cono de plástico situado a 600 metros de profundidad. A esa profundidad se pueden usar contenedores de plástico reforzado para almacenar económicamente aire comprimido a enorme presión. Cuando el viento no sople o no haya suficiente radiación solar, la energía almacenada en los enormes contenedores (conos de 50 metros de largo en la parte superior y de 80 metros en la base) se usará para mover turbinas y generar la electricidad que reemplazará la ausencia de viento o la falta de radiación solar.

La tecnología se encuentra en la primera etapa de su desarrollo; el Dr. Gravey pronostica que, de ser factible, numerosos países del norte de Europa se dedicarán a la construcción de granjas eólicas offshore ubicadas a mayor distancia de las costas, donde las profundidades superen los 600 metros. Tal esfuerzo económico – ingenieril podría traducirse en la generación del 20% de la energía eléctrica requerida por los países de mayor consumo.