viernes, 9 de abril de 2010

0800 - PÍLDORA


Es indudable que las expectativas de vida del ser humano se han incrementado significativamente a partir de los desarrollos científicos y tecnológicos implicados en el tema salud. Cada semana aparecen nuevos medicamentos, nuevas técnicas y nuevos aparatos que van, lenta pero inexorablemente, volcando a nuestro favor la batalla entre la vida y la muerte.

Uno de los temas que desvela a los médicos es la resistencia o el olvido de muchos pacientes a tomar los medicamentos prescriptos. Se han desarrollado dispositivos para evitar esa situación tales como frascos que envían una señal inalámbrica a una computadora cuando se abre la tapa de los mismos o aparatos que automáticamente suministran la dosis apropiada en el momento apropiado.

Científicos de la Universidad de Florida acaban de dar un paso más en esa dirección: le han agregado a una píldora una microantena y un microchip de forma tal que, entre ambos, se envíe una señal cuando la píldora se encuentre en el estómago del paciente, indicando que la misma ha sido ingerida y en que momento se lo hizo.

La idea consiste en agregarle a la píldora una etiqueta que contiene una nanopintura de plata que incluye a la antena y un microchip que incorpora un sensor para detectar la temperatura corporal o el pH que tiene el estómago humano. Tanto la antena como el microchip se comunican con un transmisor externo que se coloca en una pulsera ubicada en la muñeca del paciente. El transmisor envía pulsos de baja intensidad al interior del paciente, los cuales son recepcionados por la antena; ésta reenvía otros pulsos que incluyen la información registrada por el sensor del microchip. El transmisor puede enviar la información en forma inalámbrica hacia una computadora o un teléfono celular para indicarle al médico y/o a un familiar que el paciente acaba de tomar tal medicación.

La industria farmacéutica es una de las principales interesadas en el éxito de la técnica debido a la posibilidad de reducir los costos en los ensayos con drogas nuevas. Cuando se prueba en humanos una nueva droga, el procedimiento habitual es suministrarle a muchas personas el medicamento para que en su hogar o lugar de trabajo lo tomen durante varios días a horas prefijadas y luego comprobar la eficacia del mismo. Se le pide a los pacientes que lleven un registro de la toma del medicamento, pero no hay manera de verificar la veracidad del mismo; puede suceder que algunos resultados negativos se deban a la no ingesta del nuevo producto. Para reducir este problema se aumenta apreciablemente el número de pacientes involucrados en el experimento. Si la industria dispone de un procedimiento que le muestra claramente quienes toman el nuevo medicamento, se reducen los costos y se aumenta la exactitud del ensayo.

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