¿Se animaría a volar en un avión sin pilotos? Es la pregunta que circula por los pasillos y oficinas de numerosas empresas de aviación. Se debe a que la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos ha comenzado el análisis de los sistemas que la aviación civil norteamericana podría utilizar en los denominados UAVs (Uncrewed Aerial Vehicles – Vehículos Aéreos No Tripulados). Un análisis equivalente se está desarrollando en Gran Bretaña.
Hoy en día existen numerosos vuelos no tripulados, principalmente militares y de carga, que utilizan corredores aéreos específicos, distintos a los corredores que utiliza la aviación de pasajeros civil. Los corredores que utilizan los UAVs no son óptimos en lo que respecta a consumo de combustibles y duración de viaje, pero deben ser diferentes para evitar choques con los aviones de pasajeros tripulados.
Las compañías de aviación están sumamente interesadas en desarrollar los vuelos no tripulados debido a los grandes costos que implica la preparación y contratación de pilotos y copilotos: altos costos de entrenamiento, sueldos, beneficios, seguro médico, seguros de retiro, hotelería, alimentación, transporte y todo otro gasto que involucre el uso de personal. Sueñan con reemplazar muchos de esos gastos por operadores que controlan el vuelo en forma remota, a cientos o miles de kilómetros de distancia, sin moverlos de sus asientos.
El objetivo es desarrollar un sistema de “monitorear y esquivar” formado por elementos cooperativos y no cooperativos. El sistema cooperativo, actualmente vigente en los aviones de pasajeros, incluye señales de radio que indica la posición, altura y dirección de los aviones en vuelo. El sistema detecta posibles colisiones y avisa al personal de abordo para que realice las maniobras correctivas apropiadas.
Los elementos no cooperativos a incorporar en los UAVs incluyen detectores de calor infrarrojos, radares de onda milimétrica y cámaras ópticas. Tanto los detectores de calor como las cámaras funcionan bien fuera de las nubes. Dentro de las mismas pueden no detectar a otro avión en las cercanías; ahí es donde es imprescindible el uso de radares de onda milimétrica que si los detectaría.
Es evidente que se necesitan varios métodos de detección de colisiones que funcionen en simultáneo. Pero aún los mejores sistemas pueden fallar: pérdida de señales, ondas electromagnéticas que interfieren, tormentas solares y otros inconvenientes técnicos pueden resultar en una catástrofe.
Los defensores del sistema no tripulado argumentan que hoy en día en los vuelos civiles, tanto los pilotos automáticos como los sistemas de descenso automatizado hacen la mayor parte de la tarea del avión. Consideran que pronto no se necesitará un copiloto, cuyo costo de entrenamiento supera el millón de dólares per cápita.
Volviendo a la pregunta inicial: ¿Se animaría a volar en un avión sin pilotos? Las respuestas de quienes están en el tema están muy divididas. Están aquellos que jamás lo harían; también están quienes ante la primera oferta de vuelo muy barato se abalanzarían sobre el avión sin importarles dónde está el piloto.
Hoy en día existen numerosos vuelos no tripulados, principalmente militares y de carga, que utilizan corredores aéreos específicos, distintos a los corredores que utiliza la aviación de pasajeros civil. Los corredores que utilizan los UAVs no son óptimos en lo que respecta a consumo de combustibles y duración de viaje, pero deben ser diferentes para evitar choques con los aviones de pasajeros tripulados.
Las compañías de aviación están sumamente interesadas en desarrollar los vuelos no tripulados debido a los grandes costos que implica la preparación y contratación de pilotos y copilotos: altos costos de entrenamiento, sueldos, beneficios, seguro médico, seguros de retiro, hotelería, alimentación, transporte y todo otro gasto que involucre el uso de personal. Sueñan con reemplazar muchos de esos gastos por operadores que controlan el vuelo en forma remota, a cientos o miles de kilómetros de distancia, sin moverlos de sus asientos.
El objetivo es desarrollar un sistema de “monitorear y esquivar” formado por elementos cooperativos y no cooperativos. El sistema cooperativo, actualmente vigente en los aviones de pasajeros, incluye señales de radio que indica la posición, altura y dirección de los aviones en vuelo. El sistema detecta posibles colisiones y avisa al personal de abordo para que realice las maniobras correctivas apropiadas.
Los elementos no cooperativos a incorporar en los UAVs incluyen detectores de calor infrarrojos, radares de onda milimétrica y cámaras ópticas. Tanto los detectores de calor como las cámaras funcionan bien fuera de las nubes. Dentro de las mismas pueden no detectar a otro avión en las cercanías; ahí es donde es imprescindible el uso de radares de onda milimétrica que si los detectaría.
Es evidente que se necesitan varios métodos de detección de colisiones que funcionen en simultáneo. Pero aún los mejores sistemas pueden fallar: pérdida de señales, ondas electromagnéticas que interfieren, tormentas solares y otros inconvenientes técnicos pueden resultar en una catástrofe.
Los defensores del sistema no tripulado argumentan que hoy en día en los vuelos civiles, tanto los pilotos automáticos como los sistemas de descenso automatizado hacen la mayor parte de la tarea del avión. Consideran que pronto no se necesitará un copiloto, cuyo costo de entrenamiento supera el millón de dólares per cápita.
Volviendo a la pregunta inicial: ¿Se animaría a volar en un avión sin pilotos? Las respuestas de quienes están en el tema están muy divididas. Están aquellos que jamás lo harían; también están quienes ante la primera oferta de vuelo muy barato se abalanzarían sobre el avión sin importarles dónde está el piloto.
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