Entre las noticias que ocuparon las portadas de los diarios durante el año pasado, sobresalió la relacionada con la gripe A. Pero a pesar de los miles de muertos y de las advertencias de los médicos y de los científicos, muchísima gente negó la existencia de una pandemia y proclamó a gritos que todo era un complot de los laboratorios para vender muchas vacunas.
El tema de la negación, y las teorías conspirativas asociadas, está más difundido de lo que parece. Innumerables personas niegan la evolución, el calentamiento global, las vacunas, el holocausto de los judíos por los nazis y muchos otros hechos que tienen a su favor un enorme conjunto de evidencias.
¿Por qué ocurre?: se trata de personas normales que están convencidas de que hay una elite que trata de modificar la verdad para usarla para sus “maliciosos propósitos”. Los negadores sienten que pertenecen a otro pequeño grupo que “sabe bien lo que está pasando” y no se dejan engañar por aquellos que “quieren dominar el mundo”.
Un ejemplo claro lo da la diferencia entre la aceptación de los antibióticos y la negación de ciertas vacunas: se aceptan los antibióticos porque sus efectos son evidentes –se curan las enfermedades-, pero como las vacunas previenen enfermedades, y por lo tanto los efectos no se ven, se niega el posible efecto benéfico de las mismas; se trata solamente de publicidad engañosa por parte de los laboratorios que sólo quieren venderlas.
Sucede entonces que si un chico es autista, se debe a una vacuna que le inyectaron en algún momento. Se niega la causa natural del autismo y una sola historia de este tipo vale más que miles de casos donde las vacunas evitaron enfermedades mortales.
Periódicamente se publican artículos, rodeados de un aspecto científico, que afirman que los test de VIH no detectan al virus, que los fumadores pasivos no se ven afectados por el humo del cigarrillo, que los cigarrillos no afectan al corazón ni producen cáncer, que el calentamiento global es una mentira y que los campos de concentración nazis no existieron. El problema se agrava porque cierto tipo de periodismo está dispuesto a aceptar y publicar esos artículos sin ningún tipo de consulta previa con aquellos que opinan lo contrario.
El problema es que es muy difícil para los científicos combatir a los negacionistas: es más simple llegar a alguien con la emoción que con la frialdad de los números, las estadísticas y los gráficos. Llega un momento en que los científicos “tiran la toalla”, se cansan de pelear y se refugian en sus oficinas y laboratorios a continuar con su trabajo.
¿Usted quiere ser un negador? A continuación le indico 6 tácticas que usan, de una u otra manera, los movimientos negacionistas que pululan por el mundo. Los mismos fueron identificados por Martin Mckee, un epidemiólogo del London School of Hygiene and Tropical Medicine, Inglaterra.
1. Argumente que hay una conspiración. Afirme que el consenso científico se obtuvo por acuerdos de interés y no por acumulación de evidencia científica.
2. Utilice falsos expertos para sostener su historia. La negación siempre empieza con un grupo de pseudosexpertos que crean una falsa fachada de credibilidad.
3. Elija cuidadosamente la evidencia: Exhiba todo los casos que lo favorezcan e ignore el resto. Continúe mostrando su evidencia a pesar de que la misma haya sido desacreditada.
4. Pida estándares imposibles para su oponente. Afirme que la evidencia mostrada no es suficiente y exija más y más. Si su oponente llega con ella, suba los requerimientos.
5. Utilice falacias lógicas: como Hitler se oponía al cigarrillo, entonces cualquier medida antitabaco es una medida nazi.
6. Trabaje con la duda. Insista en que ambos lados deben ser escuchados y si sus argumentos son rechazados, grite que es un caso evidente de censura.
2. Utilice falsos expertos para sostener su historia. La negación siempre empieza con un grupo de pseudosexpertos que crean una falsa fachada de credibilidad.
3. Elija cuidadosamente la evidencia: Exhiba todo los casos que lo favorezcan e ignore el resto. Continúe mostrando su evidencia a pesar de que la misma haya sido desacreditada.
4. Pida estándares imposibles para su oponente. Afirme que la evidencia mostrada no es suficiente y exija más y más. Si su oponente llega con ella, suba los requerimientos.
5. Utilice falacias lógicas: como Hitler se oponía al cigarrillo, entonces cualquier medida antitabaco es una medida nazi.
6. Trabaje con la duda. Insista en que ambos lados deben ser escuchados y si sus argumentos son rechazados, grite que es un caso evidente de censura.
Es entonces tarea de quienes estamos en la divulgación de temas científicos y tecnológicos, pelear contra el negacionismo. Nos mueve la convicción de que la verdad científica es una herramienta para comprender el mundo y evitar sus peligros. El negacionismo es una actitud reaccionaria.
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