domingo, 24 de junio de 2007

EL ALETEO DE UNA MARIPOSA


El miércoles 28 de mayo de 2003 falleció en Bruselas, Bélgica, uno de los más destacados científicos de la segunda mitad del siglo XX: Ilya Prigogine.


Nació en Rusia, pocos meses antes de la Revolución de Octubre de 1917 que llevó al Partido Comunista al poder. Sus padres deciden emigrar y parten, primero hacia Lituania y luego a Berlín. Residen en Alemania hasta 1929, cuando preocupados por el ascenso del nazismo vuelven a preparar las valijas para trasladarse hacia Bélgica.
La infancia de Ilya Prigogine transcurre entre las clases de música que le imparte su madre (aprende a leer partituras antes que libros) y la posterior lectura de los clásicos griegos. Le apasiona la historia y la arqueología, pero la presión familiar condiciona la elección de sus estudios universitarios: su padre ingeniero químico y su hermano mayor estudiante de química dan como resultado que el joven Ilya ingrese en la Universidad Libre de Bruselas en la misma carrera de su hermano. Durante el transcurso del cuarto año de estudios, elige el tema que marcará su posterior carrera científica: termodinámica, la ciencia de las transformaciones de la energía, incluyendo el estudio de procesos irreversibles sometidos a “la flecha del tiempo”. En esta decisión fue significativa la influencia del filósofo francés Henri Bergson, quien en su libro “Evolución Creativa” escribe frases que Prigogine recuerda en su autobiografía: “cuando más en profundidad estudiamos la naturaleza del tiempo, es cuando mejor entendemos que duración significa invención, creación de formas, elaboración contínua de lo absolutamente nuevo”.

Continúa sus estudios en la misma Universidad hasta obtener su doctorado en 1941 y un cargo de profesor en 1947. Su trabajo se relaciona con la aplicación de la segunda ley de la termodinámica a sistemas complejos, incluyendo organismos vivos. La segunda ley establece que los sistemas físicos tienden a deslizarse espontánea e irreversiblemente hacia un estado de desorden (este proceso se conoce como entropía). La validez de la segunda ley está absolutamente comprobada, pero ella no explica como sistemas complejos pueden haber surgido espontáneamente a partir de estados menos ordenados y como los mismos pueden mantenerse en oposición a la tendencia hacia el desorden.
Antes de Prigogine, la mayoría de los estudios en termodinámica se relacionaban con sistemas cerrados y procesos en equilibrio (principalmente máquinas térmicas). Enfrentándose a la opinión adversa de numerosos físicos y químicos, Prigogine enfoca el análisis de sistemas abiertos, complejos y en estados “alejados del equilibrio”. Los sistemas abiertos, son aquellos que intercambian materia y energía con el ambiente exterior (el cuerpo humano es un sistema abierto). Prigogine observa que cuando el flujo de energía se vuelve muy complejo produce grandes fluctuaciones en el interior del sistema. Tales fluctuaciones resultan en una reorganización del mismo en una estructura de mayor complejidad. Esto a su vez, es la causa de nuevas fluctuaciones y por ende de mayor reorganización; en definitiva estamos asistiendo al proceso de evolución de los sistemas. Es la teoría de las estructuras disipativas, no sólo aplicable a las reacciones químicas, sino también a los ecosistemas e inclusive a la conducta de los seres humanos.
Autor de 20 libros y más de 1000 artículos científicos, Prigogine obtiene el Premio Nobel de Química 1977 por su teoría de las estructuras disipativas y otros descubrimientos en la termodinámica de los procesos irreversibles. Entre los fundamentos de su decisión, el Comité Nobel afirma que: “El ha dado nueva relevancia y ha creado teorías para reducir la brecha entre las esferas del saber de la biología y de las ciencias sociales”. La Royal Society de Londres lo premia con la medalla de oro Rumford, el gobierno japonés con la Orden Imperial del Sol Naciente, Francia con la medalla Descartes y el Rey de Bélgica le otorga el título de Vizconde.
Las ideas de Prigogine trascienden el campo de la física-química y se internan en la filosofía: la visión clásica divide al mundo en el ser espiritual y el mundo físico, exterior. En nuestro interior notamos el pasaje del tiempo, experimentamos los cambios, percibimos la flecha del tiempo. Por el contrario, la mayor parte de la física postula teorías que no distinguen entre pasado y futuro. El objetivo de Prigogine consiste en superar esta ruptura, tendiendo el puente entre el ser y el devenir: “vemos una convergencia entre el mundo exterior y nuestro mundo interior. Con el paradigma de la autoorganización vemos una transición del desorden al orden. En el campo de la actividad psicológica es tal vez nuestra principal experiencia —cada creación artística o científica implica una transición del desorden al orden— ”.
Los conceptos subyacentes en las estructuras disipativas dan origen a la teoría del caos cuya metáfora mediática es muy conocida: “el aleteo de una mariposa en Pekín puede producir, un mes después, un huracán en Texas”. En la realidad hay desórdenes e inestabilidades momentáneas, pero todo retorna luego a su cauce determinista. Los sistemas son predecibles, pero de repente, sin que nadie sepa muy bien porqué, empiezan a desordenarse y caotizarse (período donde se tornarían imposibles las predicciones), pudiendo luego retornar a una nueva estabilidad. El interés no es sólo académico: ¿porqué en el ritmo cardíaco normal se filtra el caos y se produce un paro?; ¿porqué es imposible predecir el clima más allá de unos pocos días?; ¿porqué hay variaciones imprevistas de los precios?. Observemos el humo de un cigarrillo: al principio asciende en forma tranquila (laminar) y súbitamente, sin causa aparente, se vuelve turbulento. Las epidemias, los “embotellamientos” de tránsito, la distribución de las flores silvestres en el campo, el comportamiento de las bolsas y muchos otros fenómenos no pueden ser modelizados apropiadamente con las herramientas matemáticas y físicas actuales.
Lo que está en juego son dos modelos de universo: el modelo determinístico, sostenido por Newton, Laplace y Einstein (también tiene su frase mediática: “Dios no juega a los dados”) que sostiene que el universo es un reloj (un autómata) donde no hay lugar para el azar y donde todo está determinado inexorablemente por las leyes de la naturaleza.
Los defensores de este modelo afirman que no podemos predecir el clima porque desconocemos (aún) las leyes que lo rigen; con el tiempo iremos avanzando en nuestros conocimientos sobre todos y cada uno de los fenómenos de la naturaleza hasta obtener la predicción completa de la misma. Los defensores de la teoría del caos afirman que tal conocimiento absoluto nunca será factible porque el mundo no es previsible sino caótico. Los sistemas estables son la excepción (la tierra girando alrededor del sol); lo habitual son los sistemas inestables con una “mezcla” de caos y de orden. El universo funciona de tal modo que del caos pueden nacer nuevas estructuras y es paradójicamente un estado de no equilibrio el punto de partida que permite pasar del caos a la estructura estable. El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí.
Prigogine sostuvo que las leyes de la naturaleza no están todas "dadas" desde el principio, sino que evolucionan como lo hacen las especies. A medida que las “cosas” se complican, aparecen bifurcaciones, amplificaciones, fluctuaciones y emergen nuevas leyes. No existe “el fin de la historia”; el futuro es incierto porque más allá de un cierto umbral de complejidad, los sistemas siguen rumbos imprevisibles, pierden sus condiciones iniciales y no se pueden revertir ni recuperar. “Es nuestra acción la que construye el futuro y tenemos una responsabilidad a asumir. Vivimos en un mundo peligroso e incierto que no inspira confianza ciega, pero que agudiza las oportunidades de ejercitar nuestra acción responsable y valiosa”.

5 comentarios:

SaGa dijo...

Interesantisimo articulo..

saludos =)

Maru Rovetto dijo...

Gracias por la nota sobre Prigogine. Un acontecimiento sucedido anoche me llevó a navegar en búsqueda del "efecto mariposa" y encontré, a través de tu blog, algunas explicaciones científicas a percepciones provenientes de experiencias metafísicas personales.. Un saludo

Josué Díaz Avalos dijo...

Estoy haciendo un reporte de termodinamica del no equilibrio y era imposible no nombrar a Prigogine. Tu publicación me ha servido.Gracias.

PeZeta dijo...

llegue a tu blog igual igual que Maru...... te agradezco tu laburo!! me ha resultado de mucha utilidad

PeZeta dijo...

llegué a tu blog casi casi por las mismas razones que Maru.......... te agradezco el laburo que te tomaste para publicar este artículo. Saludos