lunes, 21 de enero de 2008

PETROALCOHÓLICOS ANÓNIMOS



Una clasificación simple, pero sin lugar a dudas muy útil, establece que existen países desarrollados y países en vías de desarrollo. En promedio, los países desarrollados (América del Norte, Europa Occidental, Japón y Australia) consumen 32 veces más petróleo y metales y generan (también en promedio) 32 veces más residuos y gases de efecto invernadero que sus pares en vías de desarrollo.

Sobre una población mundial de aproximadamente 6500 millones de personas, los 1000 millones que habitan en los países desarrollados utilizan 32 veces más recursos que los restantes 5000 millones. Pero en la última década se está verificando un lento pero indudable avance en el nivel de consumo de los “postergados”, de modo tal que el consumo mundial crece a tasas superiores respecto al incremento en la población mundial.

Todos queremos mejorar nuestra calidad de vida, como así también la de nuestra familia, nuestros amigos y la de algunos vecinos. Como los recursos del planeta son finitos, sólo podrá garantizarse la continuidad de la vida en el planeta si quienes más consumen comienzan a reducir significativamente su porcentaje, para darle lugar a quienes están ascendiendo en las pautas de consumo.

Los norteamericanos no sólo son los principales consumidores mundiales, sino que también son los principales “derrochadores” de energía y residuos. En particular, su adicción por los autos grandes propulsados mediante el motor de combustión interna, un invento del siglo XIX, los convierte indudablemente en los “malos de la película”. Sin embargo, cada día se nota con mayor intensidad el conflicto entre quienes promueven el cambio y los defensores del “Ancien Régime”.

Entre los primeros sobresale la organización Freedom From Oil; a continuación se detalla un listado con las principales propuestas para que los norteamericanos dejen de asistir a las reuniones de “Petroalcohólicos Anónimos”.

1.- Desarrollar motores de combustión interna más eficientes: pasar de los actuales 19.1 millas por galón (1 milla = 1.609 kilómetros ; 1 galón = 3.785 litros) a 40 mpg simplemente utilizando tecnología actualmente disponible.

2.- Desarrollar vehículos eléctricos híbridos: los mismos son propulsados mediante un motor eléctrico y requieren de una batería muy grande para capturar y almacenar la energía. El primer paso significativo lo dieron los japoneses mediante el Toyota Prius y algunas versiones del Honda Civic.

3.- Híbridos con “enchufe”: como los autos híbridos que están en el mercado aún requieren combustibles líquidos, una mejor solución consiste en recargar las baterías en la red eléctrica pública o mediante la conversión de energía solar. Si la mayoría de los estadounidenses dispusieran de un auto eléctrico con una autonomía entre 45 y 90 kilómetros, distancias que recorren diariamente en promedio, podrían reducir en un 85% su consumo de combustibles fósiles.

4.- Caminar, andar en bicicleta o aumentar el uso del transporte público

Los técnicos y científicos que asesoran a los integrantes de la organización no están a favor del biodiesel o del bioetanol debido a los problemas de deforestación, uso intensivo de productos químicos en los cultivos y también por el uso intensivo de energía en las refinerías, en los tractores y en los transportes. La excepción la constituye el etanol celulósico que se puede obtener a partir de pastos o residuos agrícolas. Es una alternativa promisoria porque son combustibles limpios y neutros en lo que respecta al balance de carbono, pero la tecnología aún no está disponible para emprendimientos en gran escala.

Tampoco son viables las celdas de hidrógeno porque la cantidad de energía eléctrica que debe utilizarse para obtener hidrógeno a partir del agua implica una enorme contaminación ambiental.

En resumen, la organización recomienda:

a.- Utilizar vehículos eléctricos híbridos recargables con una batería que permita al menos una autonomía de 60 kilómetros.

b.- Que la recarga de electricidad se realice mediante conversores de energía solar.

c.- Para viajes largos, utilizar combustible a base de etanol celulósico o biodiesel a partir de residuos orgánicos.

Freedom From Oil afirma que se acabó el tiempo del motor de combustión interna; el Auto Verde es la herramienta apropiada para reducir la crisis ambiental y para terminar las guerras motivadas por la posesión de los recursos energéticos. Hay soluciones tecnológicas para esta adicción.

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