jueves, 6 de diciembre de 2007

HUMO SOBRE EL PREJUICIO


El Dr. Richard Doll publicó en 1952 un paper cuyas conclusiones originaron una gran controversia: hay una alta correlación entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón. El resultado del estudio no sólo fue rechazado por varios profesionales del área salud, sino también por tres grandes estadísticos de la época: Jerzy Neyman, Joseph Berkson y por R. A. Fisher, uno de los Padres Fundadores de la Estadística.


Ronald Aylmer Fisher nació en Londres en el año 1890. Estudió en Cambridge donde obtuvo un grado en Matemáticas, aunque luego se especializó en genética y estadística. Contemporáneo de Karl Pearson, desarrolló la técnica estadística denominada análisis de la variancia, numerosas técnicas de análisis multivariable e introdujo el concepto de máxima verosimilitud para la estimación de parámetros. Entre sus múltiples publicaciones, sobresale el libro Statistical Methods for Research Workers, tal vez el texto más utilizado por los estudiantes de estadística en la primera mitad del siglo XX.

La exitosa integración que realizó entre la genética Mendeliana con la teoría de la selección natural de Darwin le valió el título de Fundador de la Teoría de la Evolución Moderna. Por supuesto que también en este campo escribe un libro clave: The Genetical Theory of Natural Selection, publicado en 1930 donde “inagura” la disciplina científica denominada genética de poblaciones.

A pesar de su brillante carrera, Fisher dedica la última década de su vida (fallece en 1962) a invalidar los resultados de Doll y otros científicos referidos a la correlación entre fumar y el cáncer de pulmón. Para ello recurre a dos alternativas: en la primera invierte la relación causa-efecto; en la segunda busca datos que “empujen” las conclusiones hacia sus preconceptos.

Invertir la relación causa-efecto implica que es el cáncer de pulmón quien genera el deseo de fumar. Dado que los pacientes aquejados de la terrible enfermedad desarrollan durante muchos años un estado precanceroso, postula que durante esa etapa los pulmones están químicamente irritados y que para poder sobrellevar esa irritación, las personas recurren al cigarrillo como forma de aliviar la situación. En 1958 escribe que quitarle el cigarrillo a una persona en estado precanceroso “equivale a quitarle el bastón a un ciego".

Como el argumento es muy endeble, recurre a una segunda alternativa que tiene mayor fundamento teórico. Ahora el fumar y el cáncer de pulmón están correlacionados con un tercer factor que es la verdadera causa. Como experto en genética, es natural que postule que “la obvia causa común son los genes”. Publica dos artículos en la revista Nature titulados “Lung cancer and cigarettes” y “Cancer and smoking” donde utiliza pocos datos, experimentos mal organizados y un lenguaje más afín a un lobista que a un científico.

¿Por qué un científico de la talla de Fisher se arriesga al descrédito y la burla de sus pares por una cuestión aparentemente no fundamental en su trayectoria profesional?. Stephen Jay Gould plantea dos posibilidades: una de orden inmediato y práctico; la segunda teórica y de más largo alcance.

La razón práctica radica en que Fisher es contratado como científico consultor por un Comité de Empresas Tabacaleras, quienes estaban siendo sometidas a juicio debido al daño personal causado por sus productos. La intervención de Fisher en varios juicios en EE.UU. ayuda a que las compañias ganen los pleitos y disminuye durante varios años la presión legal sobre las tabacaleras.

La posibilidad teórica se basa en que Fisher apoyó intensamente durante su vida profesional a las teorías eugenésicas. La teoría eugenésica postula que la herencia es significativamente más importante que el medio ambiente en el desarrollo de las cualidades mentales y emocionales. La vida humana y la cultura podían mejorarse mediante estrategias de mejora genética estimulando el nacimiento de niños de “mejor calidad genética” (eugenesia positiva) y previniendo el nacimiento de aquellos que tendrían peor calidad genética (eugenesia negativa). Francis Galton, estadístico del siglo XIX, propuso un sistema de matrimonios arreglados entre hombres distinguidos y mujeres ricas con clase para producir una raza privilegiada y mejorada a través de las sucesivas generaciones.

Las convicciones eugenésicas de Fisher lo conducen a defender las explicaciones genéticas para justificar las conductas humanas. El deseo de fumar y el cáncer de pulmón están en los genes y sólo hay que buscar datos que validen estas hipótesis.

Ambas posibilidades son factibles; lo concreto es que la prédica de Fisher fue uno de los varios motivos que demoraron la implementación de medidas antitabaco con el lógico resultado de la muerte de muchas personas. Al final, sólo se trató de “Mala Ciencia” que el tiempo inexorablemente se encargó de demoler.

Mucho más grave fue su defensa y promoción de la ideas eugenésicas. Hitler y sus secuaces las utilizaron como argumento teórico para justificar la existencia una raza superior y de razas inferiores a las que se debía eliminar mediante cualquier método. El asesinato más cruel de la historia humana tuvo como "soportes" a Fisher, Galton y otros “reformadores sociales”.

Estamos observando un resurgimiento del racismo, la xenofobia y la intolerancia religiosa. Quienes hacemos divulgación científica debemos comprometernos a mostrar aquellos ejemplos de Mala Ciencia que causaron daños a nuestros semejantes, para evitar que los "nuevos prejuiciosos" la utilicen contra aquellos a quienes consideran diferentes.

1 comentario:

drcalderon dijo...

Exelente, efectivamente mala ciencia