Estuve de vacaciones por los Estados Unidos durante la primera quincena de febrero. Mientras disfrutaba del hermoso espectáculo que me brindaba Denver y las Montañas Rocallosas bajo la nieve, seguía atentamente en la televisión las intensas discusiones sobre si el calentamiento global era sólo una mentira de científicos en busca de subsidios y de “liberales” que odian a las grandes empresas relacionadas con el petróleo y el carbón.
Al Gore, viciepresidente de Clinton y principal impulsor de las medidas para reducir el consumo de energías fósiles no renovables, era el blanco principal de los ataques de los defensores del status quo. Al mejor estilo argentino, lo “cargaban” mostrando un iglú como su nuevo hogar. La cadena de noticias Fox News permanentemente mostraba escenas de ciudades bajo gruesas capas de nieves y consultaban a “expertos en climatología” sobre la falacia del efecto invernadero.
Por suerte, ya comienzan a aparecer las réplicas de quienes entienden la complejidad del problema y la urgente necesidad de profundizar los cambios en las fuentes de generación de energía y aumentar la eficiencia energética de los sistemas actuales y futuros.
Thomas Friedman, principal columnista del influyente New York Times y autor, entre otras, de la expresión “sistema operativo de la Madre Naturaleza” (publiqué un post con ese título en noviembre del 2007 bajo las etiquetas Efecto Invernadero y Ciencia) les responde que:
1.- deberíamos evitar el término “calentamiento global”. Pretende que sea reemplazado por “anormalidad global” (global weirding), porque el clima se ha vuelto anormal: los días cálidos son más calurosos, los días húmedos son más húmedos, los climas secos son más secos y las tormentas más intensas y numerosas.
2.- se sabe que el planeta ha pasado por etapas de calentamiento y enfriamiento (edad de hielo). Se debe a ligeros cambios en la órbita de la Tierra con el correspondiente aumento o disminución en la radiación que llega del sol. El debate actual está referido a las actividades humanas que están aumentando el Efecto Invernadero y rápidamente exacerbando los ciclos naturales de calentamiento del planeta.
Al Gore, viciepresidente de Clinton y principal impulsor de las medidas para reducir el consumo de energías fósiles no renovables, era el blanco principal de los ataques de los defensores del status quo. Al mejor estilo argentino, lo “cargaban” mostrando un iglú como su nuevo hogar. La cadena de noticias Fox News permanentemente mostraba escenas de ciudades bajo gruesas capas de nieves y consultaban a “expertos en climatología” sobre la falacia del efecto invernadero.
Por suerte, ya comienzan a aparecer las réplicas de quienes entienden la complejidad del problema y la urgente necesidad de profundizar los cambios en las fuentes de generación de energía y aumentar la eficiencia energética de los sistemas actuales y futuros.
Thomas Friedman, principal columnista del influyente New York Times y autor, entre otras, de la expresión “sistema operativo de la Madre Naturaleza” (publiqué un post con ese título en noviembre del 2007 bajo las etiquetas Efecto Invernadero y Ciencia) les responde que:
1.- deberíamos evitar el término “calentamiento global”. Pretende que sea reemplazado por “anormalidad global” (global weirding), porque el clima se ha vuelto anormal: los días cálidos son más calurosos, los días húmedos son más húmedos, los climas secos son más secos y las tormentas más intensas y numerosas.
2.- se sabe que el planeta ha pasado por etapas de calentamiento y enfriamiento (edad de hielo). Se debe a ligeros cambios en la órbita de la Tierra con el correspondiente aumento o disminución en la radiación que llega del sol. El debate actual está referido a las actividades humanas que están aumentando el Efecto Invernadero y rápidamente exacerbando los ciclos naturales de calentamiento del planeta.
3.- aún si la realidad es menos catastrófica que lo que sugieren los pronósticos, es prácticamente inevitable que la población mundial ascienda a 9.2 mil millones de personas para el año 2050. También hay una tendencia al aumento en el consumo energético per cápita. Por lo tanto, la demanda energética sólo puede crecer y hay sólo dos alternativas para satisfacerla: generación mediante fuentes alternativas o larga vida a las petrodictaduras (Venezuela, Irán, Arabia Saudita, etc.).
Friedman, Gore y numerosos científicos versus los fundamentalistas. En Rosario, donde vivo, este verano llueve como nunca.
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