domingo, 22 de agosto de 2010

PHIL K. DICK OTRA VEZ


Phil K. Dick ya lo predijo: en el cercano y distópico futuro todos estaremos vigilados. Para quien no leyó a Dick (o sólo tiene la cultura del video), Spielberg hizo una excelente adaptación del tema en la película Minority Report.

Obviamente no voy a contar la peli, pero la traigo a referencia porque las predicciones de Dick comienzan a cumplirse: la empresa de biométrica Global Rainmakers Inc ha cerrado un trato comercial con la ciudad de Leon, en México, para la instalación de dispositivos que escanean el iris humano.

Este tipo de dispositivos permiten identificar, a distancia, en forma unívoca a cada ser humano. Así se podrá: ingresar en el hogar sin necesitar de una llave; abrir y encender nuestro auto sin llave o tarjeta; ingresar a nuestro cubículo de trabajo, comprar un medicamento recetado o facilitar a un médico el acceso a nuestra completa historia clínica.

Parece todo muy lindo, pero lo que sugería Dick (y lo sufre Tom Cruise en la peli de Spielberg), es que estaremos rigurosamente vigilados a toda hora y en todo momento. Y no todos están contentos con la idea.

El motivo de la instalación de los sistemas en León (y probablemente en otros lugares de México) es el terrible problema del narcotráfico. México tiene una enorme cantidad de asesinatos relacionados con las mafias de la droga, que le disputan el poder al gobierno central. Las autoridades de León decidieron instalar el sistema para saber si aquellas personas sospechadas de contacto con el narcotráfico están en la ciudad. Para tal fin, escanearon los iris de un importante número de criminales convictos. Para los demás, el escaneado es optativo.

Con el tiempo esa base de datos se irá agrandando y las autoridades sabrán perfectamente quien está en la ciudad.

Es, sin lugar a dudas, una medida muy controvertida y los defensores de las libertades civiles han protestado enérgicamente. Las autoridades de la ciudad y los directivos de la empresa biométrica opinan que las ventajas superan a los temores: no harán falta más llaves, documentos de identidad, tarjetas de crédito y débito, pasaportes, documentos, etc. Toda esa información saldrá de nuestro iris. Por otro lado, sabrán todo sobre mí, pero es el precio a pagar para sacar a los “chicos malos” de la ciudad.

Como tantas otras innovaciones tecnológicas, no hay manera de frenarlas. La última decisión es individual: yo elijo si quiero estar adentro o afuera de la base de datos.

2 comentarios:

Federico dijo...

Interesante!
Es cierto que no se pueden frenar los avances tecnológicos, solo se puede intentar regularlos mediante leyes.
Y la relación entre libertades individuales y seguridad es compleja, las sociedades oscilan entre priviligear una o la otra según los últimos acontecimientos, no existe un equilibro perfecto per se.
Lo que es seguro es que el concepto de privacidad cambia con el tiempo y los nacidos en siglo XX tendremos que acostumbrarnos a las pautas cambiantes del siglo XXI.

GabrielW dijo...

La verdad es que da miedo... pero supongo que las nuevas tecnologías siempre atemorizan, despiertan nuestras paranoias, y luego las sociedades aprenden a vivir con (o pese a) ellas...

Eso sí: no me parece México el lugar ideal para probar estas nuevas tecnologías, por las ideas que podría despertar en los carteles narcos.