El medio ambiente natural está claramente vinculado al desarrollo humano y mantener los recursos ambientales es una necesidad para obtener un crecimiento que implique la conservación del patrimonio intergeneracional. El mensaje explícito en el concepto del Desarrollo Sostenible es que la generación actual debe hacer lo necesario para que sus acciones no disminuyan el potencial de las generaciones futuras. El desarrollo humano de hoy no debe realizarse a costa del mañana.
El medio ambiente se modifica cuando se descargan al agua los residuos de la vida urbana y de la producción industrial. Hay una seria preocupación relacionada con la calidad del agua para consumo humano a partir de la creciente contaminación y del incremento de la población mundial.
Zvy Dubinsky y Yulia Pinchasov, científicos de la Universidad Bar Ilan en Israel, desarrollaron un método para detectar y medir el grado de contaminación de un volumen de agua a partir de “escuchar” el sonido que ciertas algas microscópicas emiten en el mismo.
La teoría subyacente en el método consiste en el análisis de la tasa fotosintética de plantas que crecen en el agua que está siendo monitoreada. Se evalúa si las plantas pueden desarrollar plenamente su potencial fotosintético. De no ser así, se está en presencia de contaminación en el medio ambiente que rodea a la planta.
La técnica consiste en irradiar la masa vegetal con un haz láser, parte de la radiación se convierte en energía y parte en calor. El calor produce la expansión del agua, lo que se traduce en un aumento de presión. El cambio de presión se manifiesta como una onda sonora, la cual puede ser registrada por un hidrófono o mediante un micrófono acuático especialmente desarrollado para la tarea.
Se compara la cantidad de energía y calor generados con aquellos valores que corresponden a un ambiente libre de contaminación; mediante cálculos sencillos se puede estimar el grado de deterioro del volumen de agua analizado.
Es un método sustancialmente más simple que los actualmente utilizados y permite la detección temprana de contaminantes y toxinas que perjudican a la flora, la fauna y reducen la calidad del agua para uso humano.
Es otra pequeña batalla que hemos ganado para garantizar la supervivencia de la especie humana en el planeta.
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